Arritmias
El corazón bombea sangre a los organismos, para ello se sirve de un sistema eléctrico que garantiza que se comprima de forma ordenada. Los problemas en este sistema se conoce como arritmia y puede ser una señal de otras patologías cardiacas.
Se trata, por tanto, de una alteración de la actividad eléctrica cardiaca, es decir, un trastorno de la frecuencia (pulso) o del ritmo cardiaco.
Causas y tipos de arritmias
Los ataques al corazón, cardiopatías congénitas, insuficiencia cardiaca o hipertiroidismo son causas comunes de latidos cardíacos anormales.
También se pueden provocar como consecuencia del consumo de sustancias o medicamentos como alcohol, cafeína, drogas, tabaco, medicamentos para depresión…
Este desorden de la frecuencia cardiaca puede ser de dos tipos: rápido o lento. El primero de ellos, también conocido como taquicardias, se produce cuando la frecuencia supera los 100 lpm. Por otro lado, se encuentran las bradicardias, es decir, una frecuencia cardiaca por debajo de los 6 lpm.
Síntomas de las arritmias
Los pacientes que sufren una arritmia experimentan diversos síntomas, como palpitaciones, mareo, síncope, dolor en el pecho o pérdida de conocimiento. En otras ocasiones, son asintomáticas y se detectan durante las pruebas de revisión periódicas.
Cómo diagnosticar las arritmias
Hay diversas pruebas a través de las que diagnosticar la arritmia. En primer lugar, se puede llevar a cabo un electrocardiograma, que solo detecta la arritmia si se produce en ese momento.
Los especialistas también recurren a pruebas como el Holter, muy eficaces ya que registran actividad durante un tiempo más prolongado.
Las pruebas de esfuerzo son otra opción adecuada para detectar estas alteraciones cardiacas.