Cuando el corazón late bombea sangre hacia el resto del organismo para transportar oxígeno y otros nutrientes. La tensión o presión arterial es la fuerza que dicha sangre ejerce contra las paredes de las arterias. Esta presión debe estar dentro de unos límites establecidos para garantizar el correcto funcionamiento de todo el sistema. Por ello se habla de tensión arterial alta o tensión arterial baja.
¿Cuándo se considera hipertensión arterial?
Existen determinados valores establecidos para interpretar cuándo se trata de tensión arterial alta y cuándo la tensión arterial está dentro de los parámetros de normalidad. Hay que partir de la base de que la presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y cuando se toman estas medidas aparecen dos cifras, una alta y una baja. La primera hace referencia a la presión arterial sistólica que es aquella que se da cuando el corazón late y la arteria se abre para el paso de la sangre. Por su parte, la presión arterial baja es la diastólica se corresponde con la tensión mínima, es decir, aquella presión que se ejerce en las arterias entre latido y latido del corazón.
El parámetro que determina una tensión arterial normal se sitúa en 120 mmHg de sistólica y 80 mmHg de diastólica. Cuando estas cifran están por encima la presión arterial está alterada. Se considera tensión arterial elevada cuando las cifras se encuentran entre 120 y 129 mmHg de sistólica y 80 de diastólica.
Sin embargo, cuando las cifras presentan una medida superior a todas las anteriores se presenta la hipertensión arterial. Esta hipertensión arterial pueden ser de grado I o II según el nivel en el que se encuentre. Hablamos de hipertensión arterial de grado I cuando las cifras están entre 130 y 139 mmHg de sistólica y entre 80 y 89 mmHg de diastólica. Y, por su parte, cuando las cifras son de 140 mmHg de sistólica y de 90 mmHg de diastólica estamos frente a una hipertensión arterial de grado II.
Recomendaciones para bajar la tensión alta
La tensión arterial es un parámetro que puede verse afectado por numerosos factores. Por esta razón, antes de tomarse la tensión es importante tener en cuenta el estado del organismo. No se recomienda tomar la tensión en situaciones de estrés o nerviosismo o tras haber ingerido tabaco, alcohol e incluso café o té ya que los valores que se reflejarán no serán fiables. También algunos fármacos pueden alterar los resultados de los valores de la tensión arterial. Por ello, para determinar cuál es la tensión arterial concreta de una persona es conveniente realizar la medición con tranquilidad y en reposo.
En cuanto cómo bajar las cifras de la tensión alta, los especialistas recomiendan seguir una serie de pautas para mejorar la presión arterial y normalizarla:
- Evitar el sobrepeso y la obesidad ya que son dos enemigos de la tensión alta.
- Mantener una alimentación saludable que combine frutas, verduras y legumbres con carnes magras, pescados, lácteos bajos en grasa, etc. También es muy importante evitar el consumo de grasas saturadas, azúcares y alimentos procesados.
- Realizar ejercicio de moderado de forma regular. La práctica deportiva habitual es clave en la prevención del riesgo cardiovascular y, sobre todo, para ayudar a bajar la tensión alta. Según los expertos basta con realizar ejercicio como caminar al menos 30 minutos al día.
- Reducir el consumo de sal ya que esta sustancia provoca un aumento de la presión arterial. Un consejo es aderezar la comida con especies como albahaca, orégano, ajo, pimienta, etc., para potenciar el sabor sin aumentar el riesgo cardiovascular.
- Disminuir el consumo de alcohol. Está demostrado que el alcohol no es una sustancia buena para el organismo. Por ello, se recomienda no excederse en su consumo. La Fundación Española del Corazón (FEC) aconseja no sobrepasar el vaso de vino al día en mujeres y los dos vasos de vino diarios en hombres.