Unidad de Cardiología Deportiva
El deporte, junto con una dieta equilibrada y hábitos de vida saludable, ha demostrado ser una combinación beneficiosa para la prevención de enfermedades cardiovasculares. Aún así, antes de comenzar a practicar ejercicio es imprescindible acudir a la consulta del cardiólogo para determinar el tipo, duración e intensidad física adecuada a cada paciente.
En la Unidad de Cardiología Deportiva de Cardiavant se evalúa la capacidad física, estado de salud y posibles contraindicaciones del paciente para realizar ejercicio físico. Esta información permite, además, mejorar el rendimiento físico de deportistas profesionales o amateurs.
Chequeo cardiológico deportivo
El chequeo cardiológico deportivo es una herramienta fundamental para aquellos que practican deporte con asiduidad, ya que les aporta información relevante sobre el estado de salud en el que se encuentra su corazón. Conociendo los datos finales el paciente puede adaptar su rutina deportiva para mejorar los resultados y, sobre todo, prevenir riesgos cardiovasculares.
Para obtener dicha información, el cardiólogo procede a realizar un electrocardiograma y un ecocardiograma doppler color para analizar cómo funciona el corazón en movimiento. A continuación, se lleva a cabo una prueba de esfuerzo o ergometría para determinar cómo responde el corazón cuando se enfrenta a un esfuerzo.
Los especialistas recomiendan realizar este tipo de chequeo cardiológico cada 2-5 años, excepto los deportistas de alta competición que deberán repetirlo en periodos inferiores. Este chequeo está especialmente indicado para aquellas personas que ya padezcan alguna enfermedad cardiaca.
Factores de Riesgo Cardiovascular en Deportistas
La práctica de deporte favorece la reducción de los factores de riesgo cardiovascular como la diabetes, la hipertensión, la arteriosclerosis, la obesidad y la hipercolesterolemia. Además, mejora la capacidad orgánica del corazón.
Sin embargo, el hecho de realizar una actividad física no significa que desaparezcan dichos riesgos, tan sólo se disminuye si se cumplen hábitos saludables y se realiza un ejercicio adecuado.
Los expertos advierten que el sobreentrenamiento favorece el riesgo cardiovascular entre deportistas, ya que genera un desequilibrio en el sistema neurovegetativo que puede provocar arritmias y en algunos casos muerte súbita.
Para prevenir estos acontecimientos cardiovasculares se deben realizar chequeos periódicos, que permitan mantener un seguimiento médico eficaz del deportista y detectar a tiempo anomalías o un aumento de los factores de riesgo.
Muerte Súbita en el deportista
La muerte súbita se produce por una repentina parada cardiaca durante la práctica de deporte. En España la media anual es de 127 fallecimientos de deportistas durante la actividad física o inmediatamente después.
Ésta se produce, por lo general, por una arritmia cardiaca (fibrilación ventricular) que impide al corazón contraerse de forma normal y no es capaz de generar un latido efectivo. Es entonces cuando el corazón deja de latir, la presión arterial cae y deja de bombear sangre al cuerpo. Si se administra una descarga eléctrica con un desfibrilador en los primeros minutos tras la parada, el corazón puede volver a recuperar su ritmo normal.
Los estudios han revelado que las enfermedades coronarias, junto a una carga genética desfavorable, han sido las principales causas de la muerte súbita en deportistas.
Es por ello, que los cardiólogos ponen de manifiesto la necesidad de realizar exámenes cardiovasculares previos a la práctica de deporte y a la participación en carreras deportivas.
Valoración de niños para la realización de actividad deportiva
Los factores de riesgo cardiovascular están presentes en un amplio porcentaje de los niños y adolescentes que practican deporte, lo que aumenta las posibilidades de sufrir enfermedades cardiacas en la edad adulta.
Se estima que uno de cada cinco niños y adolescentes deportistas son obesos y un 2% tiene hipertensión arterial. Además, casi un 30% tiene antecedentes familiares directos de diabetes mellitus y un 15% de cardiopatías isquémica o ataques cerebrales.
La posibilidad de detectar estos factores de riesgo a edades tempranas permite al cardiólogo elaborar planes de prevención con los que controlar su efecto y desarrollo en la vida adulta.