El riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular está presente tanto en hombres como en mujeres. Sin embargo, la Fundación Española del Corazón, explica que las mujeres no son conscientes del riesgo que tienen de padecer estas patologías.
Estas enfermedades se han convertido en la primera causa de mortalidad femenina, por encima incluso del cáncer de mama. De hecho, hay diez veces más mujeres fallecidas por infarto que por ese tipo de cáncer.
El problema radica fundamentalmente en la creencia generalizada de que las enfermedades cardiovasculares son más propias del género masculino y, por tanto, las mujeres despreocupan la prevención.
Los expertos insisten en la necesidad de que las mujeres se sensibilicen del riesgo de padecer estas enfermedades y realicen chequeos cardiológicos de manera regular, especialmente a partir del comienzo de la menopausia.
El infarto es más dañino en las mujeres
Las enfermedades cardiovasculares muestran características diferentes entre ambos sexos debido a factores biológicos y socioculturales.
Los factores de riesgo, las causas y los síntomas son diferentes entre hombres y mujeres. Aun así, los factores de riesgo cardiovascular clásicos como la hipertensión, la diabetes tipo 2, el sedentarismo, la obesidad… son iguales, pero en ellas tienen una mayor incidencia.
Más concretamente, el tabaquismo, la diabetes y los trastornos psicosociales son los factores más frecuentes entre las mujeres. Incluso entre las más jóvenes que, aunque cuentan con la protección de los estrógenos, que modulan estos factores, a veces no son suficientes.
Con la llegada de la menopausia y la reducción de los niveles de dichas hormonas, la protección disminuye y aumentan las probabilidades de desarrollar diabetes, colesterol LDL, hipertensión y una enfermedad cardiaca si no llevan un estilo de vida cardiosaludable.
Síntomas en infarto femenino
Los síntomas en el infarto femenino son diferentes y se pueden confundir con otras patologías. Las mujeres al sufrir un infarto sienten dolor en el pecho, el síntomas más común, durante unos minutos o de manera intermitente. Este dolor puede extenderse por brazos, espalda, cuello, mandíbula o estómago.
También es frecuente que sientan cansancio, falta de aire, sudor frío, náuseas o mareos. Todos ellos son síntomas que se confunden con ansiedad o se resta importancia. Por ello, las mujeres tardan más en identificar los síntomas y acudir al médico, lo que afecta al tratamiento.